Cada existencia es una repetición de la pasada más sus consecuencias kármicas buenas o malas, agradables o desagradables.
El tiempo es redondo y los acontecimientos se repiten, cada cual en su día y en su hora. Esa es la Ley de Recurrencia. Todo vuelve a ocurrir tal y como sucedió, pero con sus consecuencias, tanto buenas como malas. Esa es la Ley del Karma, la ley de acción y consecuencia.
Realmente, la repetición automática de hechos, tiene por objeto hacernos conscientes de nuestros propios errores, esa es la ley.
El tiempo es redondo y los acontecimientos se repiten, cada cual en su día y en su hora. Esa es la Ley de Recurrencia. Todo vuelve a ocurrir tal y como sucedió, pero con sus consecuencias, tanto buenas como malas. Esa es la Ley del Karma, la ley de acción y consecuencia.
Realmente, la repetición automática de hechos, tiene por objeto hacernos conscientes de nuestros propios errores, esa es la ley.
Samael Aun Weor
No se podría sostener el Templo de la Creación si no lo hiciera sobre los dos pilares de la Misericordia y la Justicia en equilibrio perfecto. Por misericordia se nos da otra oportunidad para enmendar el error que encadena nuestra alma. Repitiendo las experiencias de vida que tuvimos y crearon desarmonía podemos enmendarlas. No habría justicia universal si aquellos que provocan dolor a otros, no tuvieran la oportunidad de experimentar eso mismo que hicieron, a fin de poder llegar a comprender y alimentar el perdón en los demás y en ellos mismos. Las leyes kármicas son ineludibles pero lo que pocas personas saben es que se pueden trascender compensándolas con una ley superior.
Los valores eternos del alma se purifican o se degeneran a medida crecemos o no, de existencia en existencia. Repetimos, retornamos a una nueva matriz no por castigo sino para crecer, a base de hacernos conscientes de nuestros propios errores. Cualquier condición que dejemos pendiente en existencias anteriores nos obliga de nuevo a regresar a este Valle del Samsara o mundo fenoménico. A día de hoy somos responsables de demasiadas consecuencias, resultado de las causas que nosotros hemos movilizado anteriormente. Ello nos amarra a este ciclo de nacimientos y muertes con cada vez más escaso margen de actuación por parte de la conciencia, a no ser que usemos la existencia para trabajar sobre nosotros mismos. La posibilidad de repetir otra existencia nos permite pulir nuestros errores, aprender y crecer. Podemos así irnos liberando de este ciclo poco a poco.
Desgraciadamente caer en el sueño de la conciencia, por la identificación con el mundo material, nos lleva a quedar aún más atrapados. Quedamos sumidos en el olvido de nuestra verdadera realidad interior. La liberación de nuestra alma depende de la capacidad de despertar del sueño, abriéndonos a la realidad de los mundos superiores. Tenemos la posibilidad de eliminar lo que condiciona a la conciencia a base de trabajos y esfuerzos conscientes. Debemos escuchar al alma, debemos tratar de oír su grito mudo, ser sensibles a lo que nos expresa.
Hay un maestro dentro de cada uno de nosotros que nos puede guiar por el sendero de la liberación. Si estamos preparados nos va a mostrar nuestros muchos errores en la presente existencia y anteriores. Nos ayudará a comprender y perdonar si abrimos nuestro corazón al amor universal. Las sociedades modernas nada saben de todo esto. Se educa solo para vivir desde lo material la existencia presente. Entender que conforme vivamos ahora y nos relacionemos con los demás va a quedar configurada la existencia siguiente, no le interesa a la vida material y mundana. La sociedad humana podría cambiar por completo si quisiéramos, solo es necesario recordar nuestro pasado.
Los valores eternos del alma se purifican o se degeneran a medida crecemos o no, de existencia en existencia. Repetimos, retornamos a una nueva matriz no por castigo sino para crecer, a base de hacernos conscientes de nuestros propios errores. Cualquier condición que dejemos pendiente en existencias anteriores nos obliga de nuevo a regresar a este Valle del Samsara o mundo fenoménico. A día de hoy somos responsables de demasiadas consecuencias, resultado de las causas que nosotros hemos movilizado anteriormente. Ello nos amarra a este ciclo de nacimientos y muertes con cada vez más escaso margen de actuación por parte de la conciencia, a no ser que usemos la existencia para trabajar sobre nosotros mismos. La posibilidad de repetir otra existencia nos permite pulir nuestros errores, aprender y crecer. Podemos así irnos liberando de este ciclo poco a poco.
Desgraciadamente caer en el sueño de la conciencia, por la identificación con el mundo material, nos lleva a quedar aún más atrapados. Quedamos sumidos en el olvido de nuestra verdadera realidad interior. La liberación de nuestra alma depende de la capacidad de despertar del sueño, abriéndonos a la realidad de los mundos superiores. Tenemos la posibilidad de eliminar lo que condiciona a la conciencia a base de trabajos y esfuerzos conscientes. Debemos escuchar al alma, debemos tratar de oír su grito mudo, ser sensibles a lo que nos expresa.
Hay un maestro dentro de cada uno de nosotros que nos puede guiar por el sendero de la liberación. Si estamos preparados nos va a mostrar nuestros muchos errores en la presente existencia y anteriores. Nos ayudará a comprender y perdonar si abrimos nuestro corazón al amor universal. Las sociedades modernas nada saben de todo esto. Se educa solo para vivir desde lo material la existencia presente. Entender que conforme vivamos ahora y nos relacionemos con los demás va a quedar configurada la existencia siguiente, no le interesa a la vida material y mundana. La sociedad humana podría cambiar por completo si quisiéramos, solo es necesario recordar nuestro pasado.
Día: Jueves 29 de octubre 2015 de 19 a 20:30 h.
Lugar: «LIBRERIA VERDE»
Lugar: «LIBRERIA VERDE»
C/ Padilla, nº 6. Valencia.
